lunes, 27 de febrero de 2012

Luz de sauce

Al despertarse, Leisha estaba agotada. Le dolía todo el cuerpo y no sabía dónde estaba. Lejos de su casa, eso lo tenía claro. Se acordaba perfectamente del motivo por el que había huido, y le seguía pareciendo una buena razón para hacer lo que había hecho. Le dolía tanto la cabeza que no era capaz de levantarse, así que se quedó tumbada, observando la luz que atravesaba las ramas del sauce.
Veía borroso, pues al caer a los pies del árbol la noche anterior se había dado un golpe, pero notó que algo había cambiado. Estaba cubierta por una manta marrón y mugrienta, pero que abrigaba.
Miró a todas partes, pero no distinguió nada extraño aparte.
¿Dónde estoy...? ¿Qué ha pasado?
Montones de preguntas aparecían en su mente a cada segundo que pasaba. Y Leisha no conocía la respuesta a ninguna de ellas.

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