- Porque ahí está él, y aquí nos oirá mejor.
- Pero yo me acuerdo más de él cuando veo una foto que cuando estoy delante de un trozo de piedra anclado en el suelo - comentó en voz baja.
Su abuela la escuchó, pero decidió no hacerle caso. "Es muy niña como para entenderlo", pensó, sin darse cuenta de cuánto se equivocaba. Sin embargo, Lena siguió divagando con un hilo de voz casi inaudible, dando una razón que habría hecho guardar silencio al que menos razón cede a los demás:
- No, no es justo, no debo recordarlo al ver la tumba, sino al pensar en todas las cosas que con él aprendí, al ver las fotos, y recordar el día en que me las dio, no, no puedo recordarlo viendo un trozo de piedra anclado en el suelo que simplemente me muestra que estuvo y ya no, no puedo acordarme de cada momento feliz a su lado delante de una cárcel de la que su cuerpo jamás saldrá. Pues él sigue a mi lado, aunque no esté presente... él sigue en mi corazón... te quiero abuelo, y espero que me entiendas - A Lena le pareció escuchar un susurro en el viento, una voz distante, una sola frase, un asentimiento de su abuelo.
- ¿Decías algo, Lena? - Dijo la abuela de la niña, al ver que esta sonreía.
- No, no decía nada - Lena le dedicó una sonrisa inocente y siguió andando, rumbo a su casa, lo primero que haría sería coger la foto de su abuelo y hablar con él, como cada noche hacía. Y unas ondas sonoras inundaban la habitación cada vez que lo hacía, con unas palabras que sólo ella podía oír.
Claro que sí... como no me va a gustar...
ResponderEliminarUna tumba solo representa lo que hubo y ahora no está, para sentir a un ser querido solo tienes que cerrar muy fuerte los ojos y pensar en él... Siempre estará un tu corazón.
Bonita entrada cariño.
Muchísimas gracias Vera, esta entrada no estaría ahora ahí puesta si no fuera por ti y tus magníficas explicaciones. :)
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